¿Caín está encerrado en la prisión de los malditos?
¿Realmente Caín realizó una oscura profecía que afectará a todo el mundo y por eso la iglesia católica no quiere que sepan de su existencia?
En la ciudad del Vaticano se cuentan muchas historias y leyendas que le erizan la piel a más de una persona, muchos dicen que debajo de la Basílica de San Pedro hay demonios encarcelados que están bajo puertas de hierro forjado y protegidos con un sin fin de hechizos milenarios.
Entre los mitos y leyendas que se esconden entre las paredes de los históricos edificios de El Vaticano surge una historia tan aterradora como apasionante: Caín, el primer asesino de la Biblia está prisionero hace siglos en una prisión especial.
La historia de Caín, la cual no tiene pruebas reales, surge de escritos falsos que no fueron aceptados por la iglesia. Sin embargo, se ha hecho muy famosa ahora con el fallecimiento del Papa Francisco, y junto a el, llegaron los cuestionamientos sobre si un papa negro llega a la silla papal será el fin de la humanidad.
Según cuentas de dudosa procedencia, cuentan que El Vaticano tiene prisionero al hijo de Adán y Eva, Caín, quien fue el primer asesino de la humanidad al quitarle la vida a su hermano Abel, el que a su vez murió de la misma forma al derrumbarse su casa.
El asesino de su hermano Abel estaría en un lugar que pocos conocen o bien niegan su existencia: la “Prisión de los malditos”, un sitio sellado con puertas de hierro negro y protegido por poderosos rituales tan antiguos como la Iglesia misma.
Según la leyenda, dentro de esa cárcel, condenado a una eternidad de sufrimiento está Caín, el segundo hijo de Adán y Eva, esperando que su momento de revancha llegue.
La historia basada en versiones apócrifas cuenta que luego de vagar por la Tierra durante siglos, Caín fue capturado por una orden secreta de exorcistas vaticanos, en el siglo XIII. Los sacerdotes lo acorralaron y encadenaron con grilletes forjados con la mismísima lanza que atravesó el costado de Cristo, conocida como “la lanza del destino”.
Los pocos religiosos de alta jerarquía que han accedido a su celda aseguran que solo con mirar al prisionero a los ojos sienten un odio tan profundo que resquebraja su fe y amenaza con partirla en mil pedazos.
Sin embargo, lo más aterrador de la leyenda es que en la pared de su celda Caín habría escrito con su propia sangre una profecía que dice: “Cuando la última campana suene, la sangre del primer asesino se mezclará con la de su descendencia y la humanidad conocerá el verdadero castigo”.
Nadie sabe a ciencia cierta (nunca mejor usada esta frase) qué significado ocultan estas palabras. Pero el mito se alimenta de supuestos susurros en los pasillos de El Vaticano que temen que el tiempo de Caín está regresando, por lo que pronto el mundo conocerá su ira.
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